Mi mamá me pidió que le escribiera unas palabras donde le dijera en qué fallaron mis padres y después de darle muchas vueltas este fue el resultado.

Kris Durden

No me siento como la persona indicada para generar una afirmación de tales magnitudes, a pesar de que, como hijo, se esperaría que fuera yo la persona correcta a la que se le puede preguntar en qué fallaron sus padres. Esa pregunta sería más fácil de responder si yo fuera un vecino y desde la comodidad de mi antipatía pudiera decir cosas como “esa señora le pegaba mucho a sus hijos”, o si fuera algún amigo cercano de la familia para poder aseverar “creo que le hizo falta mano dura” o incluso un fanático de cualquier creencia ajena a la de esa familia para alzar la voz sin miedo y señalar a esos padres como “faltos de convicción”. Siempre es más fácil cuando uno tiene la cabeza metida en los asuntos de todos, excepto los propios.

Lo trataré de plantear desde un punto de vista lógico: Si miro en rededor mío y veo todo lo que conforma mi presente –las personas que me rodean, mi desarrollo emocional, mi desarrollo profesional, mi desarrollo mental, mi desarrollo espiritual, mi desarrollo físico, mi poder adquisitivo, mi constante búsqueda por un aporte social, mi consciencia sobre la importancia de trascender con responsabilidad, etc.–, la armonía de todos esos factores la podría calificar de sobresaliente, por lo que diría que todo eso es una consecuencia de un maravilloso trabajo de mi mamá y de mi papá. En una frase dura: Mi éxito como individuo es su éxito como padres.

Los padres nunca se gradúan como padres. No hay un día con una ceremonia llena de birretes y togas, en la que se pueda entregar un reconocimiento a todos los padres que hicieron un buen trabajo, pero si algo así existiera sería el día en que han formado a un individuo interdependiente en todos los sentidos –emocional, mental y espiritualmente hablando–. Ellos lo hicieron conmigo.
Con esos precedentes, ¿cómo podría yo asegurar que mis padres fallaron en algo?
Que no se me malinterprete. Sí, como cualquier ser humano, cometieron muchos errores, pero de todos ellos aprendieron y eso los pone del lado de las personas exitosas. Padres exitosos.
A mí nunca me fallaron.

Tal vez esa pregunta debamos de planteárnosla todos y desvelar lo que hay detrás… ¿En qué sentimos que fallamos como padres? ¿En qué creemos que fallamos como hijos? ¿En qué asumimos que fallamos como amigos? ¿Cuándo fallamos como ciudadanos? ¿Cuándo abandonamos nuestras convicciones? ¿Cuándo dejamos de ser congruentes? ¿Cuándo dejamos de ser autocompasivos? ¿Cuándo dejamos de tratarnos con amor?…

Esas fueron las palabras que le mandé y no sé si era lo que quería leer, pero me pone a reflexionar respecto a cómo podemos honrar lo mucho o poco que nuestros padres nos brindaron.

Cada que miro en la calle a una persona que tira basura, fuma, le falta al respecto a otras personas, no cede el paso, no cede el lugar o comete cualquier tipo de falta cívica y ética, pienso que esa persona ya olvidó el rostro de sus padres. Ya olvidó a sus primeros maestros.

Con cada una de nuestras acciones diarias podemos honrar la educación que nos dieron.

Kris Durden en redes sociales:

Facebook: Kris Durden 

Wattpad: Kris Durden

Website: www.KrisDurden.com

Instagram: KrisDurden1

Twitter: @KrisDurden

Notas relacionadas:

Todas las columnas de Kris Durden, dando click aquí.