Kris DurdenSentía debajo de mí el frío y duro concreto de las escaleras donde me sentaba todas las noches para estar con mis amigos y amigas, platicando de todo y al mismo tiempo diciendo nada. A pesar del frío que se sentían por aquellos húmedos días de septiembre, yo mantenía una cerveza en la mano. Me acompañaba una de mis mejores amigas, aunque lo hacía sólo con su presencia, ya que no quería beber. Se le notaba algo distante. Muy pensativa.

Sólo éramos nosotros dos, sentados en la oscuridad, charlando y mirando caer las diminutas gotitas de lluvia (motivo por el cual, tal vez, no había llegado alguien más).

Recuerdo que reíamos un poco; un poco motivados por el alcohol y otro poco por los chistes con doble sentido.

–¿Me la pasas? –Dijo ella señalando la bolsa de basura donde tenía algunas colillas de cigarro y latas vacías–.

–­­Claro… ¿Y también la bolsa? –Pregunté en tono juguetón. Ella lo meditó un momento y entonces entendió el chiste. Explotamos en risas–.

–Ya, no seas payaso –Dijo sin poder contener la risa al tiempo que me golpeaba el brazo–.

–Bueno, yo decía.

Aquel juego de palabras dio pauta para comenzar a hablar del tema: Qué era el Kama-sutra, qué posiciones habíamos hecho, cuál era nuestra favorita y cuáles no habíamos practicado, pero nos encantaría llevar a cabo.

–Pues… –Medité un momento sobre decirlo o no– Creo que el sexo oral debe de ser estupendo, pero realmente no lo sé –Su rostro se tornó sombrío y luego vino la calma que antecede a la tormenta. No sabía si lo siguiente que brotara de ella serían palabras o lágrimas. Realmente estaba afligida–. ¿Pasa algo?

–¿Te puedo contar algo?

–Sí.

–¿Pero prometes no decirle a los demás?

–Claro que no. ¿Qué pasa?

–Le hice sexo oral a mi novio… –Guardó silencio un momento, como si se le atoraran las palabras en la garganta–. Le hice sexo oral y se vino en mi boca.

El silencio se hizo de nuevo. Yo esperé un poco a que ella agregara algo como un síntoma de herpes, gonorrea o hasta sífilis, pero no dijo más.

–¿Y qué te preocupa?

–Que podría estar embarazada –Dijo ella en tono solemne–.

–¿Lo dices por que tragaste semen?

–Sí

Me solté a reír al tiempo que la abrazaba. Me llenaba el corazón de ternura, pues no podía creer que una chica un año mayor que yo creyera realmente eso.

Por supuesto me apresuré a explicarle que el sistema digestivo y el reproductor no estaban conectados. Que lo mismo competía al sexo anal y que ninguna persona se podía embarazar por practicar sexo oral o anal.

En su rostro vi auténtico alivio y dijo:

–Amigo, ahora sí te acepto una cerveza.

–¿No querías beber –Dije con una sonrisa–, porque creías que estabas embarazada?

–Ya déjame –Dijo ella con una sonrisa avergonzada–.

Charlamos bastante esa noche y por supuesto le conté que aunque no pudiera quedar embarazada, podía adquirir un montón de enfermedades a través de los fluidos.

 

Hace poco, recordando ese hecho que durante mucho tiempo me había parecido cómico, caí en cuenta de que con mi perspectiva adulta, pasó de darme risa a darme miedo.

Pensar en la cantidad de decisiones que tomamos sin contar con información nos pone en riesgo.

Imaginen tomar la decisión de tener relaciones sexuales sin saber que, según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en México 30% de los jóvenes de entre 18 y 30 años han padecido alguna infección de transmisión sexual. ¿Saben cuántos jóvenes hay en México entre los 18 y los 30 años? En promedio 30 millones; y el 30% de 30 millones son 9 millones de jóvenes infectados o en proceso de superar una infección de transmisión sexual.

Tal vez no basta con saber cuántos infectados hay. Podemos pensar que tal vez nos contagiamos de algo, nos tomamos una pastillita y listo. Como nuevos para seguir echando patadas sin condón. Pero…

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) existen más de 30 patógenos que pueden transmitirse por contacto sexual. Ocho de estos agentes están relacionados con las enfermedades de mayor incidencia.

En México las cinco infecciones de transmisión sexual más comunes son:

  1. Virus de papiloma humano (VPH)
  2. Tricomoniasis
  3. Sífilis
  4. Neisseria gonorrea
  5. Infección bacteriana

De las cinco infecciones más comunes en el país, cuatro se pueden contagiar no sólo a través de la penetración vaginal, sino también del sexo oral.

Pero haciendo énfasis en la que ocupa el número uno, que es el VPH, me he encontrado que la gente no sabe qué es y cuáles son sus consecuencias. Personas que desconocen que es el nombre de la famosa verruga genital y del cual se han identificado más de 70 serotipos. Que puede ser asintomático para muchos hombres, pero que al infectar a una mujer, puede causar en ella diferentes tipos de cáncer, entre los cuales se encuentra el cáncer de cuello uterino.

No todos saben que es difícil de erradicar, que muchas veces hasta resulta incurable y que causa la muerte prematura de aproximadamente 274,000 mujeres cada año. Me he encontrado con gente que no sabe que este virus se puede contagiar sin la necesidad de penetración y que con el simple hecho de juntar los genitales ya podrías adquirirlo. Con el simple hecho de echar un faje desnudos puedes estar echando a perder tu vida y la de muchas otras personas más.

Sabiendo esto ya no es tan gracioso como parecía hace 15 años.

Nuestra responsabilidad radica en hacernos las preguntas correctas y buscar las respuestas de manera responsable, pero además compartirlas de manera prudente. Como dice Yordi Rosado:

«Más vale que la información llegue un año antes que un minuto después.»

Aquí te dejo un link para que sepas más sobre las infecciones de transmisión sexual más comunes en México: http://ideasqueayudan.com/infecciones-transmision-sexual-comunes/

Aquí te dejo otro link con una explicación de la Doctora Irene Torices con todo lo que debes de saber sobre el virus del papiloma humano VPH: http://ideasqueayudan.com/todo-sobre-el-virus-del-papiloma-humano/

Y si prefieres aventarte la información del VPH en video, puedes checar uno con la Doctora Claudia Rampazzo dando click acá: http://ideasqueayudan.com/vph-virus-papiloma-humano/