–¡Ash! Me caga pagar impuestos.
–¿Qué? –Pregunté algo desconcertado, pues era algo que yo dije textualmente durante mucho tiempo, pero al escucharlo de voz de mi amiga, la chica con más criterio que conozco, me pareció algo absurdo–.
–¿O me vas a decir que a ti te gusta?
–La verdad no es algo que me haga inmensamente feliz, pero sí es algo que me hace sentir… más tranquilo.
–¡No manches! –Dijo despectivamente–.
–De verdad. Por lo menos en donde yo vivo, hay calles pavimentadas, drenaje, alumbrado público y policías… Incluso hay cámaras de vigilancia. Y son cosas que no son baratas en su conjunto.
–No manches, ¿Y todo lo que se roban?
–Pues ese, es pedo de los que dicen servir para el pueblo, pero nuestra responsabilidad ciudadana es pagar impuestos y elegir a nuestros gobernantes documentándonos bien.
–¿Y todos los pinches policías corruptos?
–Yo no voy a negar su existencia, pero también hay un chingo de gente que hace bien su chamba y entre ellos me gustaría pensar que están gran parte de los marinos y policías federales, no todos, pero sí gran parte.
–No, la neta si yo pudiera ya no pagaría impuestos. Ya me voy. Cuídate.
Me quedé pensando por largo rato en la conversación que habíamos tenido y me di a la tarea de investigar cuántos mexicanos pagamos impuestos y cuánto podríamos cambiar el país si todos los mexicanos nos diéramos a la tarea de pagar impuestos.
Lo primero que descubrí es que, según el SAT, 54% de los mexicanos económicamente activos, no pagan impuestos y con esto entendemos que menos de la mitad de los mexicanos está manteniendo a la otra mitad. Menos de la mitad está buscando un México mejor y diferente, mientras que los otros se limitan a esperar a que mágicamente amanezcan en un México distinto y lleno de oportunidades.
Inmediatamente me sentí indignado sólo de imaginar a toda esa gente que evade sus responsabilidades ciudadanas y todavía tiene el descaro de quejarse de los políticos corruptos, cuando ellos son el mismo mal del que se quejan. Personas que se quejan por la educación que ofrece el gobierno, cuando no declaran ni pagan impuestos para mejorar esa educación.
Hay personas que llegadas a este punto de la lectura, incluso se atreven a decir que si las cosas fueran distintas y el 80% de los mexicanos pagara impuestos, las cosas seguirían igual. Yo estoy seguro de que no es así. Porque para mí, 80% de los mexicanos pagando impuestos se traduce en que 80% de los mexicanos es consciente y está interesado en dejar un mejor México para sus hijos. Se traduce en que 80% de los mexicanos cuida su derecho al voto, lo hace de manera responsable y elige a sus gobernantes con mayor meticulosidad. Se traduce en que 80% de los mexicanos no ven ninguno de los ejercicios anteriores como una obligación o una responsabilidad, sino como mi colega y amigo Francisco Javier Garrido dice, lo verían como una oportunidad.
Hoy aunque somos pocos los que somos conscientes de esta oportunidad, pero estamos en crecimiento y no dejaremos de buscar un México mejor que seguramente no nos tocará vivir, pero seguro que sí le tocará a nuestros nietos y con suerte a nuestros hijos.
«Las oportunidades son como los amaneceres. Si esperas demasiado tiempo, las echas de menos.»
William Arthur Ward.