Kris DurdenMiro a mi novia dormir. El aire entrar y salir de sus pulmones. La suave y blanca piel de su rostro acariciada por su negro y fragante cabello. Su aroma me cautiva, y me enamoro más de ella, pero luego dejo de sentir y comienzo a pensar de nuevo, y me pregunto si eso que siento es realmente amor o acaso es algo más.

Cuando era adolescente llamaba amor a ese instante fugaz en el que miraba a una chica que me parecía tan bella como las musas de la mitología y decía sonriente a mis amigos:

–Me acabo de enamorar.

Y una parte de mí realmente lo creía. Creía que esa persona frente a mí, envuelta en misterio podría ser el auténtico amor de mi vida. ¡Pero qué ingenuo!

… No era ingenuo pensar que ese deseo carnal que nacía de la vista se podía convertir en amor, sino la parte de pensar que frente a mí tenía al amor de mi vida. El único y verdadero amor.

El amor tiene formas; las formas del amor. Al igual que el odio, no se suma ni se resta, sino que se multiplica. Y basta con pensar que un día en la calle te encontrarás con un extraño y algo en tus entrañas te dirá que estás frente a la persona a la que odiarás eternamente. La dueña de la totalidad del odio que albergas en las tripas para dar al mundo. Suena estúpido, ¿no?

Pocos años después, falleció mi abuelita. Para mí, la persona más noble que he conocido. El amor más puro que había recibido. Pasan los años y no termino de sentir algo dentro de mí cuando hablo de ella. Es una mezcla de inmensa felicidad porque formó parte de mi vida y una muy profunda tristeza porque ya no puedo verla más. Hablarle más. Decirle te amo.

Hoy paso meses trabajando y pocas veces veo a mis papás, pero al llegar diciembre puedo verlos reunidos con su nieta, mi hija, y lo siento de nuevo.

Pienso que nos hace falta mi hermana, que también está trabajando duro por alcanzar sus sueños y a pesar de la tristeza por su ausencia, puede más dentro de mí un sentimiento de orgullo por quién es. Porque no todos tienen el valor de perseguir lo que más aman.

No tuve vacaciones y estuve trabajando para sobrepasar por mucho los números del mes y del año, pero no me pesó. Fue todo lo contrario, pues me sentí feliz y agradecido por tener un trabajo que disfruto tanto hacer.

Conforme pasan los años, miro con más frecuencia que aquellos que no le tienen miedo al amor, se ven rodeados de personas que los aman. Comienzan amándose a sí mismos y terminan por amar a la vida misma.

Conforme pasan los años, miro con más frecuencia que aquellos que no le tienen miedo al odio, se ven rodeados de personas que los odias. Comienzan odiando su entorno y terminan odiándose a sí mismos.

No existe una sola forma de amar. Con el mismo corazón con el que amas a tus padres, amas a tus hermanos, pareja, trabajo o hijos.

Sigo mirando dormir a mi novia y vuelvo a preguntarme si la amo o es algo más. La respuesta la encuentro en la forma en la que acepto, con virtudes y características a mis padres; en la forma en la que acepto como es a mi hija; en la forma en la que acepto y disfruto como es mi trabajo.

Toda. Completa: feliz, triste, enojada, melancólica, de carácter fuerte y salvaje… Así como es mi novia me hace feliz y la amo.

«Y tú preguntas

–¿Qué pasa si me caigo?

–Oh, pero cariño, ¿Qué pasa si vuelas?»

Erin Hanson