Kris Durden Mirar por la ventana mientras llueve fuera, es uno de mis pasatiempos favoritos. Es hipnotizante la forma en la que una cantidad incalculable de gotitas de agua caen al suelo unas tras otras, estallan en pedazos y se unen de nuevo en un todo. Algunas golpean contra las hojas de los árboles y se aferran a ellas como esperando que estos las absorban y no las dejen perderse en esa inmensidad, otras logran aferrarse a superficies metálicas, pero sólo es cuestión de tiempo para que caigan y dejen de existir. Su existencia es apenas un parpadeo.

Ver este espectáculo del que sólo puedo disfrutar cuando al clima le apetece, siempre me pone pensativo respecto a cómo estoy conduciendo mi vida. Se han pasado casi 30 años en un parpadeo y estoy seguro de que así de rápido podrían pasar otros 30 años. Un día desapareceré y como dice el dicho El que mucho se ausenta con el tiempo ya no se extraña Así que eventualmente será como si no hubiera existido.

Pensando en todo esto, le pregunté a las personas que se encontraban cerca de mí: ¿Qué es lo más importante en la vida?

Las primeras tres respuestas fueron muy diversas. Uno comenzó diciendo la salud, el siguiente dijo ser feliz y el último dijo estar bien con Dios.

Estas tres primeras respuestas me parecieron reveladoras y no porque nunca antes las hubiera contemplado, sino porque dos de ellas iban completamente en contra de lo que están haciendo con sus vidas.

Cuando la primera persona mencionó la salud, no pude evitar pensar que esta ni siquiera tiene seguro médico y está en uno de los empleos considerado entre los más peligrosos del país. Pensé que si eso es lo más importante para esa persona, tal vez esté haciendo todo mal, pues por lo menos ya debería de estar buscando un empleo con seguro de gastos mayores. U olvidándonos de su propia existencia y pensando en que el tipo de salud al que se refería hacia alusión a los demás, entonces debió de haberse dedicado a la medicina o enfermería. Dedicar su vida a encontrar la cura para algún padecimiento y hacer un pequeño aporte en el amplio mundo de la medicina.

Me limité a pensarlo y no a expresarlo, pues no quería incomodar a nadie.

La persona que a continuación habló de la felicidad, me pareció que lo que tenía para aportar era muy particular. Lo que a una persona puede hacer feliz, a otra la puede disgustar, pero me pareció bastante elocuente, excepto porque la felicidad no puede ser una constante y sólo es un estado de ánimo dentro de una gama muy amplia de emociones. ¿Alguna vez vieron la película infantil de Pixar Intensamente? No hay mejor forma de explicar lo que pasa cuando quieres que sólo una emoción predomine en una mente diseñada para sentir más que eso.

La ultima persona que habló de estar bien con Dios, me pareció que tenía una respuesta bastante válida, pero de nuevo no encontraba congruencia sobre cómo estaba llevando su vida. Desde mi perspectiva, la vida que debería de haber llevado esa persona no estaba en este medio, sino en un templo o propagando de la manera más efectiva la palabra de Dios… pero ahora viene lo interesante: ¿Qué Dios? Estamos plagados de deidades divinas y en caso de que exista uno, cuál es la correcta. Milenios atrás se dice que habló con los humanos y les dijo su voluntad, pero ¿quién tiene la certeza de que eso ocurrió y de que los humanos que lo escucharon no trasgiversaron sus palabras para favorecer a una minoría que ellos consideraban prioridad?

Además de estas respuestas, me di a la tarea de hacerle a muchas más personas la misma pregunta ¿qué es lo más importante en la vida?

Me tope con respuestas como: el conocimiento, hacer lo que deseas, el honor, mis hijos o la vida misma. Incluso una persona con depresión me habló de relevancia y otra que había perdido un hijo habló de dar vida.

En general no me sentí identificado con ninguna de las respuestas, pero me puso a reflexionar bastante. Recordé una de las épocas más productivas de mi vida, donde crecí bastante como persona y profesionalmente, y lo más importante para mí era el tiempo. Aprovechar el tiempo para algo más grande que mi efímera existencia y buscar que mis ideas trascendieran. Porque creía que, mirando desde un punto de vista más sobrio nuestra vida, los únicos propósitos que tenemos como seres vivos son reproducirnos para que nuestra información genética pase a la siguiente generación y transmitir la información que poseemos. Todo lo que hoy sabemos es gracias a un montón de gente (en su mayoría muerta) que se aventuró a proponer algo diferente o que creyeron hacía falta en el mundo. Desde el celular o computadora donde estás leyendo esto (que muchos no tienen ni la mínima idea de cuáles son y cómo operan sus componentes) hasta algo tan habitual en nuestras vidas como la creación de productos textiles con los que cubrimos nuestro cuerpo. Pero eso había sido antes, cuando pensaba que lo más importante era dejar mi consciencia individual de lado, para servir a un inconsciente colectivo tan longevo como la raza humana.

En aquél entonces no tenía las responsabilidades que tengo ahora, incluyendo una hija. Hoy creo que lo más importante en la vida es algo que aprendí durante el tiempo que entrené artes marciales y se llama equilibrio.

No quiero cometer el error de no vivir de acuerdo a lo que creo es lo más importante en la vida y he de confesar que aun estoy lejos de llevar una vida equilibrada, pero he comenzado a poner los pies en el camino que hoy confío es la mejor manera de vivir.

Amigo lector, te quiero hacer un par de preguntas que me gustaría generen algo positivo en ti: ¿Qué es lo más importante en la vida? Y ¿Estás viviendo de acuerdo a lo que crees que es lo más importante?

Hoy es un buen día para arriesgarlo todo y apostar a eso que en el fondo sabes, no será fácil, pero te hará un ser muy diferente del que hasta ahora has sido.